Soñar es para cuando se duerme.
¿Qué haces haciéndolo con los ojos abiertos?
Sal fuera a buscar el viento y quedate hasta que se lleve tu carne,
hasta que arranque las voces tatuadas de los dioses que te mintieron.
Cuando ya no te quede sangre, mira y lee en tus huesos los vestigios del Celacanto.
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