domingo, 29 de septiembre de 2013

Comentarios 18 - para Tom - La Ultima Rebelion - Hacia ese lugar profundo


Moldes, y de los baratos, productos tullidos desenfocados que se arrastran erguidos sonrrientes, creyentes orgullosos engañados, complacientes, con pasado, incluso de milenios, todo baldío, inservible, en plena efervescencia comunicativa tecnológica la ceguera se acrecienta. En un abrazo desaparece todo,el bagaje desolador que nos atenaza, la punzante opresión del sistema devorador. Lloro la marcha de los que se fueron, cierto es que dejan trocitos educativos, y trazas que duelen, casi nunca se equilibran. En los estantes de la memoria encuentro algo de paz sucedánea, insuficiente.

Una gran trayada, la tuya. Inspiradora.

Un saludo. Aun no se ha acabado ¿verdad?.  

Comentarios 17 - para BDsm Venezuela - Déjame ser tu otro lado



Déjame ser el yo que habita en ti que conforma tus anhelos, moldea mi carne, mi mente, proyecto de perfección sometido a la voluntad del viento que gime. Quiero ser lo sea que eres, de fuego, de hielo. Quema mi piel, come mi carne, machaca mis huesos, quiero que inhales mi esencia hasta que te sangren los ojos y puedas verme eterna.

Un poema precioso, un placer leerte.

Abrazo.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Comentarios 16 - para Rufino U. Sánchez - Un cuento en tu oido - El lobo



Chupalongas salio de casa dejando la cuerda en el perchero, ya no le hacia falta, de camino a destino estuvo contando arboles, no todos desconocidos, al sauce siempre le tocaba, cuando le saludaba con unas palabras murmurantes, dejando una huella de agradecimiento. Unos metros delante suyo encontró a muchos adultos reunidos, hablaban como gorriones. Uno con traje oscuro les observaba callado. 
Cuando se fueron, el traje recogió cuidadosamente las volutas de aire apalabradas que suspendidas aguardaban una conclusión practica. Al termino se marcho. Chupalongas, trastornado, se fue para volver a la mañana siguiente, en la que se repitió la escena, y así sucesivamente durante todo un año. El ultimo día regreso a casa donde el abuelo cuidaba del nieto como siempre, cada uno en una zona del salón, el uno mirando la televisión ausente, el otro ausente coloreando adultos ausentes. Chupalongas se acerco decidido al anciano y le mordió en la pantorrilla con fuerza, entonces le contó lo que había visto. El abuelo se levanto y fue a la estantería de la biblioteca. En ese momento un lobo de traje gris cayo fulminado.

Saludos Rufino, tu frase me ha inspirado.

Un abrazo.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Comentarios 15 - para Humberto Dib - Leña

Esa mañana un niño se sentó bajo un árbol del jardincito frente a la ventana de su cuarto, los niños son como esponjitas. Repetidas veces había visto a un adulto buscar la protectora sombra del plátano, Se fijo que acompañaba con un libro las mañanas del mirlo, los mediodías de los gorriones y la algarabía de la urraca que merodea la ausencia de todos, en busca de tesoros abandonados o perdidos. Hoy cogió su gorra favorita, verde matorral, pensó que así podría mimetizarse con la flora, y formar parte de aquel cercano biotopo, que la madre de todos mantenía resistente, al avance del cemento axfisiante y el hormigón imponente. Apenas unos minutos del comienzo de la lectura, decidió moverse unos metros para que el sol le regara la piel tierna de infante soñador, cerro los ojos para mirarlo respetuoso y aspiro una bocanada de vida tibia invisible, que sus pulmoncitos se tragaron con avidez. En ese momento un Peugeot 208 que salia a toda prisa despues de alunizar un banco atracado, esquivo un vehículo de la policía envistiendo el parquecillo justo en la linea del crío, el árbol plátano se desplazó tres metros interceptando el ariete asesino metálico, parándolo en seco, destrozándole el frontal, machacándole el motor tractor indiferente. La gorra del niño voló unos metros delante suyo, giró la cabeza golpeada por el aire desplazado en el impacto y vio un gigante que le abrazaba, envolviéndole en color verde, como el de su gorrita. Esa noche se sentó junto al fuego con el libro cerrado sobre el regazo, en las llamas pudo ver una sonrisa, los tocones recién cortados que su padre había comprado esa tarde, le crepitaban promesas atemporales, tranquilo, mañana tu me abrazaras a mi y yo leeré ese libro, Hasta entonces, no vuelvas a cerrarlo por nada.

Señor, su relato maravilloso me ha inspirado, espero que eso no le resulte ofensivo.

Atentamente Johnson Ulises.

domingo, 22 de septiembre de 2013

comentarios 14 - para Asideros del abismo

Se que eres la muerte
Que no me resisto a tu canto
Me he echado a la mar sin cuerdas

Temo aferrarme al mástil y vivir el resto en añoranza.

enlace - Hai-kú

viernes, 20 de septiembre de 2013

comentarios 13 - para Antonio Porpetta sobre el poema "Esto ha cambiado mucho"

Es cierto, que mucho ha cambiado todo.
Ya no son coloridas las pieles ni aterciopeladas las voces de quien debieran.
Ya no se sueña en un mundo nada inocente.
Porque ademas, esta es una tierra dura, casi baldia para el colibrí.
Imposible para los bardos, sagrados otrora, yacen muertos por veraces.
Plagados los caminos de juglares alentados por trovadores insustanciales, cobardes.
Los valientes toros no dejaron huella suficiente en los jóvenes gazapos.
Las ancianas garzas sucumbieron al sistema que borra la memoria del mundo.
Todos danzan ahora al son del martillo y el plástico.
Unos hablan de otros.
Otros de cosas.
Y los menos de ideas, pero no usan las manos para conformarlas.
Un saludo para las gaviotas que anidan lejos.
Un abrazo para tus centauros, nos veremos todos al otro lado,
donde el tiempo es un río que no quema.
Aun estas aquí y en compañía.

He visto cernícalos y algún águila desde el tocón, donde observo con ojos de búho.

comentarios 12 - para Humberto Dib

jajajaja, como la vida misma, el mundo necesita pero no quiere cambio. Los hombres aun son larvas, midiendolo todo bajo un rasero limitado. Sin embargo la antropologia sigue corriendo por nuestras venas, el heroe lo es, porque su carro es tan heroico como el. Nada importa lo que va dentro, solo la hermosa y cara piel que lo cubre, es el juego, la moneda de cambio, todos acicalamos el espejo en un intento de mejorar lo que refleja. Conozco cencerros dorados que cantan roncos, y perduran en el tiempo mientras caen los bardos que visten veraces.

enlace - Velocidades

domingo, 15 de septiembre de 2013

comentarios 11 - para Velpister

peludas
comestibles
ruidosas
que anticipan el asesinato
reflejos de nuestra torpeza
por eso van a la mierda
unas cabronas jode siestas
.
.
.
.
.
si alguna vez soy una
me bañare en chocolates suizos
molestare a mas de un cabronazo.

   enlace - las moscas

comentarios 10 - para La ciudad sin nombre

Hablaron las abuelas y la canción sonó joven.
Inexperta, moderna.
Nada dijeron de piedras y cuarzos ni de caldo hecho de espinas.
Nada importaba en el dulce principio.
Amargo el ácido invierno.
Que volátil resulta la memoria del hombre.
Ni toda la información del mundo basta para usarla con atino.
Todo esta ahí y da igual.

El mundo gira mutilado mientras cuantificamos el desierto granito a granito.

enlace - Voz ácida en días ácidos

viernes, 13 de septiembre de 2013

comentarios 9 para MAREVA

Extiende el dedo dentado que prende a gritos la carne vacía.
Arrasa la piel gris que refleja despojos baldíos.
Arde en el día, iluminando los ojos vidriosos de las larvas.
Quémalos si muerden tu nombre.
Arde de noche, iluminando las voces que gimen.
Quémalos si extienden su sombra.
Hoguera veraz
Llamatazo devorador de residuos que mienten.
Que ardan los sacos de carne parlantes.
Plantaté y aguarda hasta que te nutras con la investidura del viento en tus bocas de luz verde
Sube como ardilla
Mira como fruto
Come como gusano
Cae en el pozo de semillas atemporales
Fluye, mata, devora, a ella le encanta.
Collares de venas azules dibujan la gloria en mi cuello mientras apisono el estiércol inmundo que grita.
Ayer me intuí hoy extraño, hoy me desfiguro en ayer desechado, mañana surcaré eones antes de nacer.

jueves, 12 de septiembre de 2013

comentarios 8 - para editorial Celesta

Caen las lunas despedazando lienzos de vida que se renuevan con el fuego helado de la inmortal madre, asesina en serie, que golpea pero no abandona.
El olvido es la debilidad del hombre pequeño, que se conforma con el saco que nunca llena del todo.
Los vestigios sobreviven al cauce erosionante del tiempo, alimentado por la sangre azul agridulce, lecho primigenio de todas las razas.
No desesperes por lo callado, por la piedra aun por descubrir al hombre de carne vacilante.
Tras el velo que separa esto de aquello, volverás a presentarte de nuevo.
Ya fuiste trilobite y celacanto.
Lagarto y manticora.

Muere aprendiz de hombre, ya seras águila al viento.

comentarios 7 - para Respirando entre palabras

El placer es de ambos, desmedido y con mesura en reparos.
Solo importa la carne y el alma como espectador invisible, deslizándose por la piel, desgarrándose por la boca, creando sueños con las manos, moldeándose los cuerpos hasta fundirse en uno solo, que debe, que puede, que anhela y suspira.
El tiempo no importa, el reloj se detiene, todos los días son el mismo, uno solo en un momento único, singular en llamas abrasadoras.

No importa lo que sigue, incluso si deviene la muerte, sera un final fusionado con el otro, habrá renacimiento.

enlace El vicio es solo mio

martes, 10 de septiembre de 2013

poema - LAS TRES PLUMAS NEGRAS - pluma de sangre- tiempo



poema 2 - TIEMPO

PLUMA DE SANGRE


Aquel día contemple el techo celeste
de las pretensiones del hombre constructor de antaño
tampoco es que fuera mucho
pero entonces creía erigir la escalera que llevaba a las salas de los ángeles.

Te dije en voz alta lo que veía, te lo explique, lo hice en tu idioma
Te lo desgrane en balde porque tus ojos contemplaban otro paisaje.
Ese día moriste
Tu cuerpo de piedra grácil se convirtió en el reloj de arena entre dos mundos
Esta vida no ha sido mía
Todos estos años, mi carne zarandeada
ha deambulado el mundo esperando el regreso de un hombre que no había nacido
ningún humano nace sabiendo que vivir significa matar
hoy he vuelto a la escalera
He recordado que cuando te dije que podía volar, tu guardaste silencio
No pudiste darme lo que no tenias
Las alas hay que ganárselas por el camino largo
Casi me muero
Casi me matan
Casi me mato
He llegado después de girar una galaxia entera
Estoy en el origen pero ya no soy la misma cosa
Tu eres la ultima cadena, la mas gruesa
La mas antigua de esta vida, la primera de la otra
Toda la existencia padeciendo que fuese tuya hasta los ancestros primigenios
En mi piel se advierten los jeroglíficos de todos los otros
Hasta que no era mas que simple plasma al rojo
Ya no me duele que seas tú
Soy tu asesino y mañana la tierra es nueva
Tu herencia muere contigo, no quiero para el mundo lo que ofreces
Ya te espere suficiente hasta desgastarse el anhelo
No llores ahora
Es tarde para eso
Es tarde para que regreses al agua, ya no tienes branquias
Tampoco te sustenta el aire por que nunca soñaste
La cueva en la que te escondes vomitara tus huesos para que el sol blanquee tu huella
Dentro de unos años, las extremidades metálicas de un dinosaurio mecánico
molerá los vestigios de lo que pudiste ser.

comentarios 6 - para momentos con gloria


Tras el velo que arde en mi pecho, y nubla la mente esclava y volcada, veo un rostro que no es el tuyo. Estiro los brazos buscando el soporte de la cabeza cuyos besos anhelo y palpo el congelado desprecio revelador de una carne embalsamada en piedra. Atenazando tu vida con fuerza, amenaza la mía romperse y suelto, quebrándose el yugo invisible de hierro que esclavizaba mi alma. Cuando te miro de nuevo, veo mi cara de mármol despedazándose como una carcasa de antiguos equívocos. El viento que susurraba veraz la condición de todo ser, me insta a saltar y desplegarme lejos del oscuro sortilegio que solo yo podía romper.


enlace  desprecio

hammond, eres idiota - MONTONCITOS

Te hecho de menos
Ya se que te vas por trabajo, que es tu deber y que no quepo en tu bolso de mano.
Tus ausencias me golpean, cortas, largas. Sobre todo en la hombría, nuestra cama parece un desierto doliente de anhelos. Me lo has estropeado, el estar solo.
Soy un onanista consumado incapaz de satisfacerme. Me cabrían veinte o treinta mujeres en la casa, treinta y una si vació la nevera, y lloro.
- ¿Cuando vuelves?-
- Aun no he salido del edificio, estoy en el portal, cuelga-

Cuando no estas, mi antigua soledad de hombre toma el control y construye su mundo como cuando era un virgen ignorante de la convivencia.
Voy por el recinto erigiendo montoncitos característicos de mi condición.
No creas que intento desterrar tu presencia, es que la parte que habita en todo macho cuyo lema es: HAY QUE SALVAR A LA ESPECIE DE LA EXTINCIÓN. Es una sombra siempre presente, una oscuridad predominante en lucha contra toda luz, que empuja a los machos a amar a la mujer en esencia genérica, osea: a todas las que se pongan a tiro.
Ni los anillos.
Ni los contratos matrimoniales sin separación de bienes.
Ni los niños pueden cambiar eso.

Sigo desplegando mis hábitos imperdonables:
Dejo la chaqueta sobre el sillón de la entrada, junto al perchero.
Los calzoncillos en el escritorio junto al ratón del ordenador o encima de el.
Se donde esta todo, nada se perdería en ese universo de masculinidad, cualquier tipo que pasase por allí, reconocería ese ecosistema como una forma de vida fiable y fluida.

Dejo los paquetes de tabaco vacíos esparcidos como cubitos de hielo nicotinicos que no se deshacen.
¡No es desorden!, están ahí por algo, ¿Es que nadie sabe que si te ves en el apuro de quedarte sin tabaco a las 2 de la madrugada un martes, la forma de sobrevivir es reuniendo el polvillo residual de 100 cajetillas arrugadas para conformar el cigarro salvador?
Nada existe al azar en mundo hombre.

Dejo montoncitos de sobres vacíos contenedores de facturas, despedazados ritualmente sobre la encimera, la mesita baja del salón, sobre el cubre rollos de papel higiénico del baño.

Olvido las fechas clave de nuestra relación a propósito, así cada vez que llegan y me lo recuerdas es como si fuera la primera vez, manteniendo fresco nuestro amor.

Calcetines limpios y usados, mezclándose en un vals sobre una moqueta de memoria imposible.
La toalla de la ducha desparramada húmeda sobre el sofá, cuando se seque vale de manta para la siesta.

- Hola, ¿cuando vuelves?-
- Come en el chino-
- Es que allí no me entienden cuando les digo que te quiero-
- Vete donde tu madre-

Me he encontrado un animalillo debajo de un montoncito. Tenia un collar rojo del que colgaba una tarjeta con fecha pasada que decía:

"FELIZ CUMPLEAÑOS"


- ¡Joder! -

comentarios 5 - para Antonio Porpetta

En el desván de los valientes
donde beben los que gritan el fuego de sus venas
en ese abrevadero del mana del alma encontró la daga.

En la ruptura de la decencia y la boca, ebrios de injurias
marionetas del injustificado brazo invasor
se levanta sobre el escombro, el gutural sonido del extraño.

Prefirió el cañonazo del orgullo veraz
que permanece vivo en ti a través del tiempo
y ahora en quien lo lee
mas
¿Quien se acordaría en esta tierra de los atacantes si ella hubiese callado y matado después?
prefirió el trabajo rápido y vello de un alma heroico
que un plan lento y meticuloso, a la vez que deshumanizante.

Ya ves amigo, siete pedazos de metal bastan para tumbar una carne
pero ni siete mil plomos de esos borran el valor celta de una mujer que grita al viento
mira hasta donde llegan sus hazañas, pues este crio se ha hecho eco.


Saludos Joaquina, el tiempo se pliega propiciando encuentros, algún día seré otra cosa, quizás con suerte escuche tu voz con orejas de humano y sonría retornado.

Todos somos materia, incluso plomo.


comentarios 4 - para siempre soledad del sol


Una esfera de rocío en la piel carnosa del pétalo color corazón, refleja el rostro aéreo de una polilla diurna, que solicita el mana sintetizado de un sol nutriente. Esta simbiosis de amor universal, baila idéntica esparcida por todo el cosmos, somos el polen que viaja adherido a los que cantan a la vida insistente, que se resiste al olvido desgarrador.

Esto es lo que ha hecho tu hermoso poema conmigo.



lunes, 9 de septiembre de 2013

comentarios 3 - para hoguera de ideas

En la cresta de la ola, donde choca el acero enrojecido, el plasma corroe el consumo canibal, desaciendo los nodos de acero pretenciosos, que caen a llamatazos enfurecidos, Ulises no teme a la muerte, con el pecho enchido, atesorado de saber, en el ocaso final cuando caiga la luna, volveran los dinosaurios. De la oscuridad tenaz, correra la sangre que alimenta al golem que bebe del rio del tiempo.

comentarios 2 - para la niña de las naranjas

Todos los hombres, también el primero, que marcharon al mar, lo hicieron para pescar sirenas, todos arrepentidos de cambiar de medio, aun recuerdan cuando eran celacantos, feos, rudos, libres, en tierra hallaron un paraíso que nunca gozaron, demasiado ocupados enjaulandolo, matándose a placer para saciar un hambre antes desconocido, hasta que ya no quedo mas carne que la de los hombres. No importa cuan toscos eran los que se echaban a la mar, la sola posibilidad de escuchar su canto alimentaba la esperanza de volver al principio de los tiempos, pero cuando percibieron la melodía que trae la vida, la sangre que había alimentado sus venas en tierra, llevaba la ponzoña del odio, con el pecho cegado, asieron a las mujeres del agua a los mástiles al principio, rogándoles quebraran el sortilegio con sus voces, que les impedían respirar el liquido del crisol del mundo, exigiéndolas después les diesen la libertad merecida por sus conquistas, amenazándolas con dejar que se ahogaran al sol, en ese momento, la sirena grito, el mar paralizo el oleaje y la primera luna cayo, el impacto hizo que el océano devorase todo, anegando las tierras, reclamando para si todo vestigio de sus hijos imperfectos. Aun puedo ver sus cabellos brillar al alba desde el viento que agita mi sonrisa.


comentarios 1


El otro día vi muchos murciélagos, tantos como mosquitos, fue una batalla épica de nivel intergalactico, me senté en un banco para no ser yo y perdí la noción del tiempo, había tantos que taparon la noche, todos los que pasaron por allí los vieron, no lo olvidare nunca, volaban tan cerca que aun puedo escuchar su aleteo, esquivandolo todo, lanzando ecos, que también oí. No se si debo contarlo o no, podía haberles cogido a todos con la mano, pero lo único que quise es ser uno de ellos. No se si eran azules, la luz de las farolas mienten.

martes, 3 de septiembre de 2013

relato nº 10 - UN ANTES Y UN DESPUES - publicado en absenta mare

chalton hizo un gesto con la mano para que se acercara, el joven se levanto abandonando la caja luminiscente vestigio de un pasado remoto, incomprensible para su tierna mente inquisidora. Había estado tumbado boca abajo a escasos centímetros de distancia de la maquina retro, sobre la moqueta gris, antaño azul tormenta.
- Así que no te lo crees ¿eh?-
- ¿Como es posible que no pudieseis decidir lo que veíais?-
- Jajaja- el anciano carcajea el cavernoso pecho, haciendo ecos en la sorpresa del estupefacto muchacho. - La tecnología era así entonces, las cosas no eran como ahora, en aquella época no había ordenadores, ni siquiera teníamos teléfonos móviles.-
- ¡Ala!-
El niño boquiabierto miraba a su abuelo con ojos de sapo atragantado. Lo coloco sobre sus rodillas para encararlo de hombre a hombre y pensó. Quizás este preparado, ¿quien sabe?.
- ¿De donde vino la idea de hablar sobre la televisión?.- Preguntó con una gran sonrisa de amor y ojos tiernos que dirigió a la joven vida anhelante.
- En las redes sociales, uno de mis contactos hablaba de una película antigua, su abuelo le dijo que el la vio de joven en la televisión. Nos pusimos a buscar sobre esa maquina, pero no entendimos nada.
- Es lógico- el anciano hizo una pausa que le llevó al pasado a la velocidad de la luz, una sensación de ingravidez invadió su cuerpo que por unos instantes le permitió verse a si mismo flotando en un mar de recuerdos encapsulados en burbujitas transparentes que albergaban instantes de su vida pasada; suspendido en los intersticios del tiempo, pudo moverse entre los recuerdos, encontrándose con los rostros de los muertos conocidos, amados y odiados. Antes de emborracharse de tristeza por las perdidas y los deseos truncados, que se aparecían mas vivos e insistentes que los triunfos. Recupero el dominio de si mismo para dirigirse a la capsula concreta que necesitaba y absorber su contenido, bebiéndose la esencia inerte, llenándose con el cóctel espacio tiempo que abarrotaba una existencia de empresas vividas con la intensidad de una época más analógica.
- ¿Abuelo?-
- Perdona...ya estoy aquí. Fue antes de tu nacimiento, mucho antes, la tele ya convivia con lo que tu conoces ahora, y llegó un momento en que, a pesar del reconocimiento de lo mucho que había hecho por la humanidad, esta debía seguir adelante con lo nuevo, y para ello, era menester eliminar lo viejo. Técnicamente lo que tu disfrutas ahora es mejor en muchos sentidos, pero en otros es un error. Y como en todas las cosas, hijo, lo difícil es encontrar el punto medio, algo que no veras muchas veces conseguir a esta raza joven, que poco a poco entiende que solo es un granito de arena en un desierto de vida.
- Vale, pero no puedo ver lo que quiera, ni seleccionar opciones, ni ver a mis amigos. No puedo hacer nada de nada, es un aparato inútil que no sirve para nada-
- Ja ja ja, no seas tan duro, pero te entiendo, aunque yo no he tenido problemas en la aceptación de la tecnología que usas tu.
- Pero eso es normal, porque la moderna hace mas cosas que la vieja, seguro que al revés te costaría.-
- Es posible-
- Yo no podría vivir en un mundo con televisión, seria como estar en el infierno, podría ver algo, pero no lo que quisiera y cuando quisiera.-
- Toda una distopia, chavea-
- ¿Una que?-
- Ahora tengo que irme, voy a por la merienda; ¿que te parece si en lo que traigo los bocatas, tú le das una oportunidad y luego me lo cuentas?-
- No se, es que..
- Enciende la, gira esa pieza a la derecha, hasta que escuches siete clics, despues mira lo que aparece durante diez segundos, un hombreton como tú tiene que poder hacer algo tan sencillo ¿no?-
- Si-
- Buen chico-
Cuando regreso, encontró el salón vacío, sonrió y se sentó en el viejo sillón con la comida, a esperar pacientemente.
Lo ultimo que vio el niño, fue un paisaje muy hermoso, con una montaña. Había bosques verdes y el sol alumbraba un cielo azul inmenso lleno de blancas nubes justo antes de que la pantalla se lo tragara, absorbiendo su cuerpo hacia otro mundo.



relato corto - HOMÚNCULO

  En el preciso momento en que el equipo ATLAS hacía una nueva prueba en busca del HIGGS, en el colisionador de hadrones del CERN, para intentar demostrar el modelo estándar y quizá así entender una pequeña parte del universo, un coche negro seguido de una furgoneta destartalada serpenteaban a varios kilómetros de allí, al norte del lago Ginebra, en Lausanne. El coche lo conducía un tipo grande, lo hacía tranquilo, seguro de si mismo, su compañero, delgado y de rostro afilado, no apartaba la vista de la carretera, no hablaban, vestían colores oscuros y nunca ponían la radio, estaban lejos de casa, estaban allí para cerrar un trato, en el maletero llevaban una bolsa con novecientos mil euros.

La noche anterior, en Nueva York, Estados Unidos, en un programa de televisión nocturno de bastante audiencia, un experto en esoterismo afirmaba que el experimento que se llevaría a cabo en Suiza en unas horas pretendía crear una distopía atómica. Otro invitado a la mesa, que era un reputado científico físico teórico, intentaba convencerle de lo contrario, decía que si conseguían probar la existencia de las doce partículas fundamentales gobernadas por las cuatro fuerzas básicas, establecerían como cierto el modelo estándar e incluso demostrarían la existencia de la magia, sin embargo, el vidente insistía en que todo aquello atentaba contra las leyes de la astrología.

En las redes sociales corrió como la pólvora la posibilidad de que el fin del mundo llegara en forma de implosion final debido a un experimento que se estaba fraguando en Europa, en el famoso laboratorio científico suizo, un lugar cuya reputación y reconocimiento mundiales producía cierta desconfianza entre los profanos, que lo comparaban, equívocamente, con un reactor nuclear, y casi todo el mundo se acordaba de lo ocurrido en Chernobyl  en la década de los ochenta.

El coche se detuvo en un bosquecillo al oeste de la ciudad, bastante lejos de las casas que poblaban esa zona, dedicada al cultivo del cereal. Se apearon a la vez, como si fuese un autómata dividido en dos cuerpos, se situaron a los lados de la parte trasera del coche, pero no delante del maletero, eran profesionales, no había motivos para que la furgoneta los embistiera por sorpresa, aplastándolos, pero la precaución táctica formaba parte de su trabajo, extendiéndose con los años al ámbito cotidiano. Se comportaban igual si iban a hacer la compra que si realizaban un intercambio de drogas en medio de la noche. Cuando la furgoneta les alcanzo se paró a veinte metros, durante medio minuto que pareció una eternidad el motor permaneció encendido, la mano de un hombre joven, giró el contacto, apagando el vehículo. El silencio que reinaba en los campos se extendió entre los arboles y lo enmudeció todo. En el asiento del copiloto iba una mujer, también joven, ambos se miraron al resguardo de la oscuridad, incapaces de contener los nervios, excitados ante el posible botín que obtendrían si todo salia bien.
- No va haber ningún problema- le dijo él intentando parecer seguro de si mismo- esto es muy fácil, les damos las cajas, nos dan el dinero y salimos de aquí pitando, ¿de acuerdo?-
- Sí- consiguió decir ella en un susurro - de acuerdo-.

Bajaron de la furgoneta, una ráfaga de viento removió los cabellos rubios de ella, con las manos se abrazó los hombros, frotándose despacio los bíceps para protegerse del aire cortante que se levantó durante unos segundos, recorriendo el bosquecillo como una oleada nerviosa, moviendo todas las hojas. Tan pronto como vino desapareció.

Unos kilómetros al sur, un equipo de científicos estallaba de júbilo, abrazándose unos a otros, por fin lo habían conseguido, lo habían conseguido, era increíble, todos ellos formaban parte de uno de los trocitos de la historia de la ciencia mas importantes desde el descubrimiento del fuego. Habían encontrado la catorceava partícula y el mundo de la ciencia se vería profundamente revolucionado.

Cerca de Lausanne, junto al lago Leman, en la iglesia romana de Saint Sulpice, un estallido movió toda la estructura del edificio, una luz muy potente iluminó el sótano abovedado de la construcción, una catacumba de grandes dimensiones usada como laboratorio en el siglo dieciocho. Del techo caía arena que se desmigaba lentamente, y del suelo se había levantado una nube de polvo que cubría mesas repletas de objetos, estanterías llenas de libros y apuntes. Por todas partes las vasijas de barro y los frascos de cristal destrozados por la onda expansiva derramaban su contenido, perdido para siempre. La oleada invisible producida por el CERN se desplazaba ahora mas allá de la vía láctea, sus efectos en la tierra solo habían incidido en este lugar, sellado hacía mucho, y en el lejano Tibet. Una figura de dos metros se alzo gritando de dolor, inundada de vida, con el pecho en llamas, pletórico de energía. En tan solo unos segundos, recordó toda su vida hasta que se durmió, hace ciento setenta y seis años. Arrastrándose, palpando las paredes, recordando el tacto de la piedra, llegó a la escalera; sobre el último peldaño descansaba una losa enorme que tapaba el antiguo acceso a la cámara secreta, el primer lugar que vio el día de su nacimiento.

- Encender las luces de la furgoneta- dijo el delgado con un acento claramente búlgaro. Los chicos se miraron sorprendidos.
- No me dijiste que eran extranjeros- soltó ella conteniendo la voz para que no la escucharan.
- No lo sabia, Máx no me dijo nada al respecto, oye, cálmate- la dijo mientras se giraba. - No te preocupes- le oyó decir ella desde la puerta y la miro con cara seria. La chica se giró hacia los desconocidos que tenia enfrente, la temblaba todo el cuerpo, cosa que pareció complacer al delgado mientras jugaba con algo en el bolsillo derecho del pantalón. Los faros dibujaron la silueta de la chica y a los hombres que tenía delante, a los que no podía ver mejor que antes. Era como si esas dos figuras absorbieran la luz, tragándose los detalles de sus facciones.
- Hemos traído las cajas- dijo Werner insuflando aplomo a su voz.
- Deberíamos irnos- dijo ella mientras se mordía el labio.
- Cállate Veronika, piensa en la pasta, maldita sea- la dijo algo enfadado. Quería terminar cuanto antes, quería irse de allí y decirle a Máx que una vez era suficiente, se acababa de dar cuenta que prefería vender las pastillas de poco en poco como habían hecho hasta ahora, fabricar unas pocas en casa y pasarlas para que las menudearan por ahí. Dos años atrás él y su novia terminaron la carrera. En el cuarto curso se conocieron en Ibiza, y empezaron a salir, allí entablaron amistad con otro suizo que se llamaba Máx. Fue él quién les convenció para que usaran sus conocimientos de química para fabricar las anfetas. Al principio fue divertido, pero cuando empezó a entrar el dinero, se lo tomaron mas en serio. Al terminar los estudios se instalaron en una zona acomodada cerca del lago, les iba bien, eran discretos y no armaban jaleo. Pero esto era demasiado, un día Máx les pidió que hiciesen una partida grande, cuando escucharon el dinero que iban a ganar pensaron, es fácil, solo hay que cocinar mas y ya está, lo que no entraba en sus planes era hacer de correos; después de discutir mucho el dinero ganó la partida.

El homúnculo golpeó el techo hasta que la gran losa se resquebrajó, precipitándose sobre la escalera de madera, destrozándola por completo y sepultándole bajo tres mil kilos de piedra y astillas. No le importó lo más mínimo, se levantó cubierto de polvo y esquirlas clavadas en la piel, miró el agujero, feliz, y saltó. Recorrió la iglesia hasta la puerta; estaba tal y como la recordaba; habían cambiado objetos de sitio y algunos le resultaban extraños, como esas cajas negras que colgaban de las columnas. Da igual, tras la puerta se encontraba el mundo, él sabe que cuando se duerme puede pasar mucho tiempo, que las cosas varían con los años, pero eso no era importante. Hacia mucho que se había despedido de su creador y había vivido más tiempo que cualquier humano, lo único que quería era ver un árbol, zambullirse en el lago, y mirar pájaros, de eso nunca se aburría. La puerta estaba atrancada, de un golpe desencajó los goznes de las gruesas hojas de madera y el aire entró a raudales, como si quisiera limpiar aquel lugar de malos recuerdos. Se precipito afuera, respiro profundamente y empezó a correr dirigiéndose hacia la noche, huyendo de las luces artificiales. Cuatro calles más adelante, un coche le golpeó proyectándolo unos metros hasta darle un fuerte golpe contra un muro. El vehículo frenó en seco. Rápidamente miró en dirección del objeto atacante con ojos de fuego, lo miró desafiante un segundo y emprendió la carrera hacia el campo verde oscuro, hacia los arboles.

- ¿Habéis traído el dinero?- preguntó en un alarde de valor.
- ¿Tenéis el pedido?- respondió la figura más fina de las dos, con voz suave.
- Si- dijo Werner- diez cajas con cien bolsas de mil pastillas cada una.- Por alguna razón estaba hablando demasiado alto.
La figura que parecía un armario se dio la vuelta, abrió el maletero y saco una bolsa grande de deporte que lanzó a los pies del joven; este se quedó quieto, petrificado por una mezcla de miedo ante lo que estaba haciendo y de espectacion ante la posibilidad de ganar tanto en tan poco tiempo. Desde que terminaron de cocinarlo todo la semana anterior, había tenido mucho tiempo para decidir qué hacer con la pasta. Él quería llevar a Vero de viaje.- Cuando vea el tamaño del David de Miguel Ángel se quedará pasmada.- Pensaba que la gustaría Italia. ¿A qué mujer no la gustaría?. Nos iremos en seguida, cerramos el piso y en dos días estamos en las playas de Calabria. Solo pensar en el sol hace que merezca la pena la bobada esa de hacer de correos. 


Dos minutos después estaba fuera de la ciudad, rodeado de murciélagos. Había conseguido ver una lechuza que por poco se trago al saltar una valla de piedra que separaba unos cultivos. Inhaló una buena cantidad de aire fresco, deleitándose con los aromas que le rodeaban. Con los ojos cerrados paladeo cada sutil aroma que le llegaba al cerebro. Después de unos minutos los abrió lentamente, sintiéndose sosegado. Las primeras sensaciones al despertar en el sótano, de desorientación y angustia por los recuerdos, se disipaban ahora abandonando su cuerpo, como lo hacia el aire que expulsaba del pecho lentamente. No sabía hacia dónde dirigirse, busco el horizonte, tenía claro que necesitaba alejarse del bullicio, dejar la ciudad al menos durante un tiempo. Delante a la derecha vio una luz entre la espesura de unos arboles, esta vez iría con más cautela, nada de encontronazos con la luces móviles.

Con voz ronca, el grandote le pidió que pusiera las cajas en su coche negro; fue desagradable. Los dos chicos se afanaron en hacerlo cuanto antes, la chica puso la última caja en la parte trasera, mientras el grande sujetaba la puerta. Después la cerro de un portazo y la cogió del cuello, agarrándoselo con las manazas. La levantó un palmo del suelo y acerco su cara a la de ella para escrutarla, moviéndole la cabeza, como si estuviese examinándola el cráneo; parecía que podía ver a través de la piel. Werner gritó corriendo hacia las figuras ahora fusionadas. La asía con tanta fuerza que ella no podía respirar, y comenzaba a ponersele la cara roja, el joven llegó y golpeo la cabeza del grandote. Él le dio en la oreja izquierda, soltó a la chica y dijo- ¿quieres jugar eh?-, tenia una voz horrible, de un puñetazo tumbo al chico, se abalanzo sobre el y lo cogió de la pechera, le levanto por encima del hombro. -Pesas menos que un paquete de tabaco- dijo en un francés horrible. Werner entendió que debía hacer algo desesperado o acabarían muertos.
- Suéltale Emil, suéltale ya- dijo el delgado que se había situado detrás de él.
- Tú no puedes darme ordenes a mi.- Esos segundos preciosos fueron todo el respiro que necesitó el muchacho para lanzar un golpe a un ojo del gigante, que soltó un aullido y dejó caer la presa, llevándose las manos a la cara. Daba vueltas sobre si mismo sin parar de maldecir. De pronto se detuvo, saco una pistola de un sobaco y disparo al joven ocho veces antes de que cayese muerto al suelo.
- ¿Estás contento?, ahora habrá que deshacerse del cuerpo- dijo el delgado. Se le había congelado el rostro y le miraba con los ojos entrecerrados.
- Antes quiero encargarme de la chica, puedes mirar si quieres- El ojo izquierdo no paraba de sangrar, seguramente lo había perdido.
- Tendrás que matarla, lo sabes ¿verdad?-
- Lo he sabido desde que bajó de la furgoneta-. Sin previo aviso el pequeño saltó sobre los hombros de su compañero, saca una navaja del bolso y comenzó a clavársela con movimientos rápidos, a los pocos segundos cae al suelo donde se murió lentamente, mientras la sangre manaba de varias heridas profundas en el cuello.
Se quedó allí quieto, mirando tranquilamente hasta que dejó de moverse, y aun le siguió observando un minuto más, pensando en los años que habian trabajando juntos, sin sentir poco más que el tacto del mango del pincho en la mano. Después mira a la chica, no se mueve pero está viva, se acerca y se pone de cuclillas. Lentamente, comienza a cortarle la ropa con cuidado de no herirla, quiere verla desnuda, a ser posible con la piel intacta, cuando termina se levanta y observa su cuerpo desnudo, el pecho se le mueve lentamente arriba y abajo, esta inconsciente. Limpia la navaja con la blusa de ella y la guarda en el bolsillo de siempre. Se queda allí, mirándola, consciente de la fragilidad de la vida, en pocos segundos estará muerta y ni siquiera se va a dar cuenta, mejor para ella, seguro que no pensaba que las cosas terminarían de ese modo, pero bueno, está hecho y no hay nada que lo cambie. Recoge la pistola del suelo y le apunta directamente a la cabeza, un chasquido entre los arboles le llama la atención. Cuando gira la cabeza en dirección al sonido, ve una sombra saltando sobre él, ambos caen rodando, logra zafarse del extraño y apuntarle instintivamente, los disparos no cesan hasta que vacía el cargador. Extrañamente a su atacante no parece importarle, está seguro de haberle alcanzado varias veces, se sacude como un perro que tiene una mosca en el pelaje y da un paso hacia él, aunque sabe que no hay más balas en la pistola, la levanta a tiempo de hacer el ultimo clic, el homúnculo le arranca la cabeza de un zarpazo. Hacía mucho que no olía la sangre, parte de las agradables emociones de hacia un rato acababan de evaporarse. Al lado del muerto estaba el cuerpo desnudo de una chica. Entonces, como invadido por una horda de fieras sedientas, sintió el impulso de poseerla allí mismo, apenas si tenia fuerzas para controlar su cuerpo, que le pedía a gritos que entrara en el de ella, que la violara hasta destrozarla, que la matara y después fuese en busca de más. De nuevo recordó plenamente la razón de su autoexilio, fue él quien le pidió a su maestro que lo destruyese. Aquel, incapaz de hacerlo, le pidió que durmiera, con la esperanza de que el tiempo cambiara las cosas, quizá dormir durante años alterase la naturaleza primitiva y brutal que lo conformaban. Él no quería hacer daño, sencillamente, no podía evitarlo, por eso colocó la losa sobre sus hombros, y bajo la escalera, sepultándose en la cripta, tumbándose a descansar, bebiendo una poción que su creador le dio para que se apagase su luz, y pudiera aguardar un futuro que quizá trajese la esperanza del cambio. Pero no ha sido así, no ha cambiado nada, nota como se apodera de él una bestia nacida de la propia fuente del universo, con un hambre y un deseo capaces de generar galaxias enteras. Una fuerza que tan solo unos minutos antes volvía a encenderle el pecho, trayéndolo de nuevo a la vida. Es la aceptación de este hecho lo que lleva al homúnculo a liberar las energías contenidas en su cuerpo en forma de estallido final, esparciéndolo en pedazos, que pronto se fundirán con toda la materia que le rodea, para descansar de nuevo. Esta vez para siempre.




FIN