lunes, 9 de septiembre de 2013

comentarios 2 - para la niña de las naranjas

Todos los hombres, también el primero, que marcharon al mar, lo hicieron para pescar sirenas, todos arrepentidos de cambiar de medio, aun recuerdan cuando eran celacantos, feos, rudos, libres, en tierra hallaron un paraíso que nunca gozaron, demasiado ocupados enjaulandolo, matándose a placer para saciar un hambre antes desconocido, hasta que ya no quedo mas carne que la de los hombres. No importa cuan toscos eran los que se echaban a la mar, la sola posibilidad de escuchar su canto alimentaba la esperanza de volver al principio de los tiempos, pero cuando percibieron la melodía que trae la vida, la sangre que había alimentado sus venas en tierra, llevaba la ponzoña del odio, con el pecho cegado, asieron a las mujeres del agua a los mástiles al principio, rogándoles quebraran el sortilegio con sus voces, que les impedían respirar el liquido del crisol del mundo, exigiéndolas después les diesen la libertad merecida por sus conquistas, amenazándolas con dejar que se ahogaran al sol, en ese momento, la sirena grito, el mar paralizo el oleaje y la primera luna cayo, el impacto hizo que el océano devorase todo, anegando las tierras, reclamando para si todo vestigio de sus hijos imperfectos. Aun puedo ver sus cabellos brillar al alba desde el viento que agita mi sonrisa.


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