Es
cierto, que mucho ha cambiado todo.
Ya
no son coloridas las pieles ni aterciopeladas las voces de quien
debieran.
Ya
no se sueña en un mundo nada inocente.
Porque
ademas, esta es una tierra dura, casi baldia para el colibrí.
Imposible
para los bardos, sagrados otrora, yacen muertos por veraces.
Plagados
los caminos de juglares alentados por trovadores insustanciales,
cobardes.
Los
valientes toros no dejaron huella suficiente en los jóvenes gazapos.
Las
ancianas garzas sucumbieron al sistema que borra la memoria del
mundo.
Todos
danzan ahora al son del martillo y el plástico.
Unos
hablan de otros.
Otros
de cosas.
Y
los menos de ideas, pero no usan las manos para conformarlas.
Un
saludo para las gaviotas que anidan lejos.
Un
abrazo para tus centauros, nos veremos todos al otro lado,
donde
el tiempo es un río que no quema.
Aun
estas aquí y en compañía.
He
visto cernícalos y algún águila desde el tocón, donde observo con
ojos de búho.
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