En
el desván de los valientes
donde
beben los que gritan el fuego de sus venas
en
ese abrevadero del mana del alma encontró
la daga.
En
la ruptura de la decencia y la boca, ebrios
de injurias
marionetas
del injustificado brazo invasor
se
levanta sobre el escombro, el gutural sonido del extraño.
Prefirió
el cañonazo del orgullo veraz
que
permanece vivo en ti a través del tiempo
y
ahora en quien lo lee
mas
¿Quien
se acordaría en esta tierra de los atacantes si ella hubiese callado
y matado después?
prefirió
el trabajo rápido y vello de un alma
heroico
que
un plan lento y meticuloso, a la vez que deshumanizante.
Ya
ves amigo, siete pedazos de metal bastan para tumbar una carne
pero
ni siete mil plomos de esos borran el valor celta de una mujer que
grita al viento
mira
hasta donde llegan sus hazañas, pues este crio se ha hecho eco.
Saludos
Joaquina, el tiempo se pliega propiciando encuentros, algún día
seré otra cosa, quizás con suerte escuche tu voz con orejas de
humano y sonría retornado.
Todos
somos materia, incluso plomo.
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